lunes, 17 de diciembre de 2012
viernes, 7 de diciembre de 2012
Antony Flew ex ateo dice existe Dios

LONDRES, Inglaterra Considerado hasta el 2004 el filósofo ateo más férreo e influyente del mundo, Antony Flew acepta ahora la existencia de Dios. En su libro ‘Hay un Dios: Cómo el ateo más notorio del mundo cambió su mente’, Flew explica el porqué de ese cambio: recientes investigaciones científicas sobre el origen de la vida y el ADN revelan la existencia de una “inteligencia creadora”, asegura.
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Durante más de cinco décadas, este filósofo inglés fue de los más vehementes ateos del mundo. Escribió libros y, con audiencias multitudinarias, debatió con conocidos pensadores creyentes, entre otros con el célebre apologista cristiano C. S. Lewis.
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Sin embargo, en el que celebró en la Universidad de Nueva York en el 2004, los asistentes quedaron sorprendidos cuando Flew anunció que para entonces ya aceptaba la existencia de Dios y que se sentía especialmente impresionado por el testimonio del Cristianismo.
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En su libro, cuyo título original es ‘There is a God: How the world’s most notorious atheist changed his mind’ (Nueva York: Harper , 2007), Flew no sólo desarrolla sus propios argumentos sobre la existencia de Dios, sino que argumenta frente a los puntos de vista de importantes científicos y filósofos acerca de la cuestión de Dios.
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Su investigación le llevó a examinar, entre otros, los trabajos críticos de David Hume, al principio de causalidad y los argumentos de importantes científicos como Richard Dawkins, Paul Davies y Stephen Hawking. Otro de los pensamientos sobre Dios que tomó como referencia fue el de Albert Einstein, ya que, lejos de lo que afirman ateos como Dawkins, Einstein fue claramente creyente.
viernes, 16 de noviembre de 2012
Pange lingua gloriosi
Pange, lingua, gloriosi Corporis mysterium, Sanguinisque pretiosi Quem in mundi pretium, Fructus ventris generosi Rex effudit gentium.
Nobis datus, nobis natus Ex intacta Virgine, Et in mundo conversatus, Sparso verbi semine, Sui moras incolatus Miro clausit ordine.
In supremæ nocte coenæ Recumbens cum fratribus, Observata lege plene Cibis in legalibus, Cibum turbæ duodenæ Se dat suis manibus.
Verbum caro, panem verum Verbo carnem efficit, Fitque Sanguis Christi merum, Et, si sensus deficit, Ad firmandum cor sincerum Sola fides sufficit.
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Tantum ergo Sacramentum, Veneremur cernui: Et antiquum documentum Novo cedat ritui; Præstet fides supplementum Sensuum defectui.
Genitori Genitoque, Laus et iubilatio; Salus, honor, virtus quoque, Sit et benedictio; Procedenti ab utrpque Compar sit laudatio.
Amen.
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Sanctus Thomas Aquina
martes, 13 de noviembre de 2012
Charles de Foucauld
sábado, 27 de octubre de 2012
¿Un modelo a seguir para nuestra Iglesia?

San Frumencio
Frumencio es el nombre
del primer obispo misionero de Etiopía, y su historia tiene mucho de
increíble. En tiempos del emperador Constantino, un anciano preceptor,
llamado «filósofo» por el historiador Rufino, regresaba a Tiro de un
viaje a la India, siguiendo las costas de Africa. Lo acompañaban dos
jóvenes discípulos, Edesio y Frumencio. Durante una escala de la nave en
el puerto de Adulis una banda de etíopes asaltó la embarcación y mató a
todos los pasajeros menos a Edesio y Frumencio. Se cuenta que en el
momento de la matanza los dos muchachos se encontraban debajo de un
árbol, dedicados a la lectura de un libro. Llevados como esclavos a la
corte de Axum, se hicieron querer del rey, que los tuvo a su servicio: a
Frumencio como secretario y a Edesio como copero.
A la muerte del rey,
mientras el heredero llegaba a su mayor edad, ejerció el poder la reina,
que le había confiado a Frumencio la educación de su joven hijo. Fue
durante este período cuando los dos, que habían establecido contactos
con los comerciantes greco-romanos, obtuvieron de la reina el permiso
para construir una iglesia cerca del puerto. Este fue el primer germen
de cristianismo, que se desarrolló rápidamente. Edesio y Frumencio
pidieron y obtuvieron el permiso para regresar a la patria. Edesio fue a
Tiro, en donde encontró a Rufino, el futuro historiador, a quien le
narró su historia. En cambio, Frumencio se fue para Alejandría de Egipto
a encontrar al grande obispo Atanasio y proponerle que enviara a
Etiopía a un obispo y a un grupo de misioneros. Atanasio escuchó con
vivo interés la narración y luego resolvió consagrar obispo al mismo
Frumencio y volverlo a mandar a Etiopía con algunos misioneros.
Frumencio fue recibido
cordialmente por el amigo rey Ezana, que fue de los primeros en adherir
al Evangelio y con él casi todos sus súbditos. Frumencio, llamado por
los etíopes «abba Salama», portador de luz, es considerado uno de los
más grandes misioneros cristianos y uno de los más afortunados
sembradores de la buena noticia, si consideramos la extraordinaria mies
que produjo a través de los siglos esa primera siembra, favorecida por
el amor al estudio.
martes, 23 de octubre de 2012
El Cristo de la libertad
viernes, 19 de octubre de 2012
Bienaventurados los inútiles
Luc 19:22 Le contestó el rey: “Por tus propias palabras
te juzgo, servidor inútil. Si tú sabías que soy un hombre exigente, que reclamo
lo que no he depositado y cosecho lo que no he sembrado,
Luc 19:23 ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco?
Así a mi regreso lo habría cobrado con los intereses.”
¡Qué pasaje duro el que nos cuenta Lucas! Todo lo que hace
el Rey es perverso e incomprensible en el proyecto de Jesús, salvo que…. No soy
exégeta y espero que Dios no lo permita, pero creo que Jesús está poniendo el
centro en el servidor al que el rey le llama inútil.
“Tu que eres un hombre injusto y malvado que reclamas más de
la cuenta y lo que no te pertenece, y para dártelo hay que quitárselo a otros, a
vos te enfrento en mi humildad, yo que no soy nadie y que deberé pagar tu ira
injusta.
Pero no estoy dispuesto, aún corriendo el riesgo de la vida,
de satisfacer tus injustos deseos.
Aquí pese a todo sigue habiendo dignidad y no seré como esos
otros que con tal de satisfacer tu maldad consiguen expoliar a su pueblo. Es a
ellos que los premiaras con mas ciudades, porque sabes que te serán fieles y
tan malvados como tú, y cuantas más malvados podrán explotar a más ciudades.
Yo no me presto, te devuelvo lo que me diste, no lo usare
para beneficio ni mío, ni el que a ti te importa, el tuyo.Porque de la única manera en que podrìamos obtener tanto interès es que alguien pague la usura, y eso traerà hambre y angustia a esa gente.
Esos otros si consintieron en tus exigencias y ellos recibiran tu recompensa que esta echa con la misma sustancia de las treinta monedas de Judas el de Kariot, yo aquì, junto al Enviado que supo repartir los panes y los peces sin pedir nada para sí.
Yo soy, a partir de ahora, uno más de esos enemigos que
sabían lo malvado que eras y mandaste matar. Yo sigo siendo un seguidor del Camino."
G.Monzón
Luc 19:12 “Un hombre de una familia noble se fue a un
país lejano para ser nombrado rey y volver después.
Luc 19:13 Llamó a diez de sus servidores, les entregó
una bolsa de oro a cada uno y les dijo: “Comercien con ese dinero hasta que
vuelva.”
Luc 19:14 Pero sus compatriotas lo odiaban y mandaron
detrás de él una delegación para que dijera: “No queremos que éste sea nuestro
rey.”
Luc 19:15 Cuando volvió, había sido nombrado rey.
Mandó, pues, llamar a aquellos servidores a quienes les había entregado el
dinero, para ver cuánto había ganado cada uno.
Luc 19:16 Se presentó el primero y dijo: “Señor, tu oro
ha producido diez veces más.”
Luc 19:17 Le contestó: “Está bien, servidor bueno; ya
que fuiste fiel en cosas muy pequeñas, ahora te confío el gobierno de diez
ciudades.”
Luc 19:18 Vino el segundo y le dijo: “Señor, tu oro ha
producido cinco veces más.”
Luc 19:19 El rey le contestó: “Tú también gobernarás
cinco ciudades.”
Luc 19:20 Llegó el tercero y dijo: “Señor, aquí tienes
tu oro. Lo he guardado envuelta en un pañuelo
Luc 19:21 porque tuve miedo de ti. Yo sabía que eres un
hombre muy exigente: reclamas lo que no has depositado y cosechas lo que no has
sembrado.”
Luc 19:22 Le contestó el rey: “Por tus propias palabras
te juzgo, servidor inútil. Si tú sabías que soy un hombre exigente, que reclamo
lo que no he depositado y cosecho lo que no he sembrado,
Luc 19:23 ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco?
Así a mi regreso lo habría cobrado con los intereses.”
Luc 19:24 Y dijo el rey a los presentes: “Quítenle la
bolsa de oro y dénsela al que tiene diez.”
Luc 19:25 “Pero, señor, le contestaron, ya tiene diez
bolsas.”
Luc 19:26 Yo les digo que a todo el que produce se le
dará más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.
Luc 19:27 En cuanto a esos enemigos míos que no me
quisieron por rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia.”
Luc 19:28 Dicho esto, Jesús pasó adelante y emprendió
la subida hacia Jerusalén.
jueves, 18 de octubre de 2012
San Lucas Evangelista

San Lucas
Nadie ha merecido como San Lucas el
título de Evangelista, de mensajero de la Buena Nueva; no ya porque el
historiador de Cristo, en el tercer Evangelio, se convierte enseguida en
los Hechos de los Apóstoles, en el historiador de la Iglesia naciente,
de la difusión del mensaje cristiano al mundo, sino, ante todo, porque
en su estilo de griego y de literato, el mensaje de salvación canta un
auténtico himno de acción de gracias, de alegría y de optimismo. Lucas no minimiza nunca la Cruz - a él se debe la descripción más detallada de la agonía de Jesús - pero en el predomina el gozo: desde el nacimiento de Juan, con el cual - "muchos se alegrarán" a la evocación de los discípulos, que tras la Ascensión "volvieron a Jerusalén con gran alegría", pasando por el relato de la pecadora perdonada y del Hijo Pródigo, todo en él es un triunfo de la vida y del amor. Los Hechos están bañados por la misma luz: "...los creyentes celebraban la fracción del pan en las casas y comían juntos alabando a Dios con alegría y de todo corazón..." (Hc. 2, 46). "...En el grupo de creyentes todos pensaban y sentían lo mismo...." (Hc. 4, 32).
Lucas que se unió fielmente al alma de San Pablo y permaneció junto a él aun en sus cadenas, el cantor de la mansedumbre de Cristo - como le llama el Dante -, captó desde el principio el universalismo del mensaje de amor que Jesús había confiado a los suyos.
El Salvador que nos presenta este hombre llegado del paganismo es claramente "luz para alumbrar a las naciones". (Lc. 2,32) El único de los evangelistas que no era judío, sino gentil, quizá natural de Antioquía y que parece que fue médico de profesión. Discípulo de san Pablo (quien le alude en la carta a los colosenses como «...Lucas, el médico amado....»), le acompañó en sus viajes y tal vez se encontraba con él en Roma cuando sufrió martirio; poco más se sabe, aparte de que escribió el tercer evangelio y los Hechos de los apóstoles.
Según remotas tradiciones, después de la muerte de Pablo predicó la buena nueva en Egipto y en Grecia, y debió de morir en este último país, quién sabe si crucificado en Patras, como algunos suponen. Su símbolo es el buey, porque su evangelio empieza con el sacrificio de Zacarías en el Templo, y desde tiempo inmemorial es patrón de médicos y cirujanos.
Como evangelista tiene un rasgo muy peculiar sin duda debido a su condición de gentil que escribía para cristianos de cultura griega, hace muy pocas referencias a la ley mosaica y es el que más insiste en el alcance universal de la salvación, mostrándose también en eso fiel discípulo de san Pablo.
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El Evangelio según San Lucas
El autor del tercer Evangelio, San Lucas, el médico, era un sirio nacido en Antioquía, de una familia pagana. Tuvo la suerte de convertirse à la fe de Jesucristo y encontrarse con San Pablo, cuyo fiel compañero y discípulo fue por muchos años, compartiendo con él hasta la prisión en Roma.
Según su propio testimonio ( 1, 3), Lucas se informó «...de todo exactamente desde su primer origen ...«. No cabe duda de que una de sus principales fuentes de información fue el mismo Pablo y es muy probable que recibiera informes también de la Santísima Madre de Jesús, especialmente sobre la infancia del Señor, que Lucas es el único en referirnos detalladamente.
El es, pues, precisamente por sus noticias sobre el Niño y su Madre, el Evangelista por excelencia de la Virgen. Pero Lucas posee además una característica muy llamativa que ha dado origen a una curiosa leyenda: es el que más habla de la Virgen, quizá porque la trató personalmente (por ejemplo, es el único que cuenta la Anunciación), y de ahí que atribuyéndosela habilidades de pintor se supusiese que pintó un retrato de Nuestra Señora.
Aunque los supuestos retratos sean muy tardíos (el más famoso, que se conserva en la Capilla Paulina de Santa María la Mayor de Roma, es un icono del siglo XII), los pintores le tienen también por patrón celestial y se encomiendan a él como al artista que tuvo el máximo modelo de hermosura humana.
Lucas es llamado también el Evangelista de la misericordia, por ser el único que nos trae las parábolas del hijo pródigo, de la dracma perdida, del buen samaritano, etc. Éste tercer Evangelio fue escrito en Roma à fines de la primera cautividad de San Pablo, o sea entre los años 62 y 63. Sus destinatarios son los cristianos de las Iglesias fundadas por el Apóstol de los gentiles, así como Mateo se dedicó más especialmente à mostrar à los judíos el cumplimiento de las profecías, realizadas por Cristo.
Por eso, El Evangelio de San Lucas contiene un relato de la vida de Jesús que podemos considerar el más completo de todos y hecho à propósito para nosotros los cristianos de la gentilidad.
Se afirma que Lucas evangelizó Acaya y Bitinia, donde habría sellado con su sangre la verdad del Evangelio.
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