miércoles, 1 de enero de 2014


«A veces Dios me envía instantes de paz; en esos instantes, amo y siento que soy amado; en uno de esos momentos compuse para mí mismo un credo, donde todo es claro y sagrado. Ese credo es muy sencillo. Es éste: creo que no existe nada más bello, más profundo, más simpático, más humano, más perfecto que Cristo; y me lo digo a mi mismo con un amor celoso, que no existe ni puede existir. Y más que eso: si alguien me probara que Cristo no está en la verdad y que ésta no se encuentra en él, prefiero quedarme con Cristo a quedarme con la verdad».
                              

                                              Fedor Dostoievski